Me alegró mucho cuando Andrea Hernández, cantante nicaragüense, me dijo que le interesaría hablar en el programa sobre Whiplash. No solamente es una de esas películas que puedo ver varias veces sin aburrirme, sino que tener un reflejo desde su experiencia es algo que ansiaba por explorar.

Eso fue justamente lo que se hizo en Parque Temático, segmento del programa Echados Viendo Tele que sale en TN8 los fines de semana a las 9:00 pm. Estuvimos platicando sobre lo difícil que es ser una persona realmente talentosa en la música. En su esencia, eso es Whiplash, el no bajar los brazos ni cuando están sangrando.

Conoceremos la historia de Andrew, un joven que logrará mostrar su valía en un prestigioso centro musical de Nueva York. La tarea no será nada sencilla, teniendo a un Profesor Fletcher que no escatima en la corrección física y moral si alguien hace algo mal.

Algunos podrán verlo como abuso, y en parte sí que lo es; pero lo que nos enseña Whiplash es que la resiliencia debe estar por encima de todo si querés realmente ser un astro en cualquier rama artística. En este caso, un destacado baterista.

Puro sacrificio en Whiplash

De eso fue que evolucionó la plática con Andrea, en cómo cualquier persona puede identificarse a pesar de que no toque ningún instrumento. Si no que cuando te empeñás y ponés toda la disciplina en algo; seguramente vas a llegar a ser brillante.

Además hay que decir que a nivel técnico, Damien Chezelle hizo una auténtica maravilla con Whiplash. Los ambientes internos de esas intensas prácticas se sienten. Ese sudor y esa sangre es percibida grandiosamente debido a la excelente cinematografía.

Ni que decir de las actuaciones, con un tremendo J.K. Simmons y un compromiso total por parte de Miles Teller.

Whiplash puede tener una premisa común y predecible; pero no es eso lo que la hace inmensa, sino su representación fiel del sacrificio que significa ser un artista.