Saltburn, un exagerado viaje exótico, erótico y perverso

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¿Qué acabo de ver? Esa es la primera frase que se te viene en mente cuando terminás Saltburn; la película escrita y dirigida por la cineasta Emerald Fennell.

Tras disfrutar de una cinematografía hermosa, casi de museo, quedamos con una escena de cierre que a cualquiera deja desconcertado. La pregunta es, ¿tiene sentido ese viaje estrambótico, elegante y cruel?

Vamos por partes. Las actuaciones en Saltburn son destacables, sobre todo de su protagonista, el exquisito Barry Keoghan; un actor cuyo compromiso actoral lo ha llevado a representar papeles que germinan desde maquinaciones oscuras. Y él, muy bien aplicado, hasta tiene el rostro con las facciones adecuadas para interpretar esos roles.

Aquí él es Oliver, un estudiante de la Universidad de Oxford, quien tiene una fijación por Félix Catton, un joven de familia aristócrata, quien lentamente lo llevará a conocer su mundo. En este caso, la residencia de su familia, llamada como el nombre del filme.

Un verano tan oscuro como inolvidable

En ese verano es que sucederán situaciones tan escandalosas como tétricas, mientras la película mantiene unos tonos ambiguos. ¿Hay que reírse, o asustarse, o simplemente incomodarse?

Oliver es quien nos irá narrando esta historia, ya sea por el mero principio de la trama, en que nos habla sobre ese amor por el enigmático Félix. Mejor dicho, la película Saltburn irá gradualmente explicando cómo empezó todo, desde un Oliver retraído y asustadizo, hasta tener esa amistad intensa con Félix.

Pero Félix es más que su persona, toda su familia es de poner mente. Los Catton son excéntricos, por decirles de una forma respetuosa. Tanto la madre, como el padre, así como la hermana de Félix; todos tienen facetas oscuras, mezquinas o simplemente la sensación de superioridad a través de la ostentosidad y privilegios.

Esto generará diálogos picantes, hasta expresamente momentos altamente sensuales, y otros más extremistas y de los cuales hay que tener mayor estómago. Es un filme que gusta sorprender, eso no queda duda.

Saltburn, un cine exquisitamente cruel

Además, hay que decir que Saltburn es una película en que los twists serán el plato principal. Y es justamente eso lo que quizás debió refinar un poco más. En el último tramo aceleran el paso y puede ser algo confuso.

Vamos, la película es deliciosa para saborear en la perversidad que plantea; para quienes gustamos de ese tipo de acciones en el cine. Sin embargo, queda con algunos mínimos agujeros de guion, que aunque no afectan su producto final en sí; le debilitan un poco el cierre desde mi punto de vista.

Aun así, puedo recomendar Saltburn para los que buscan un cine original, en el que aunque es cierto que la puesta en escena es tan perfecta como desproporcionada; nos ofrece una trama vertiginosa, que te dejará con escenas grabadas en la mente. Ya con eso es definitivamente un motivo para que la veas.

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