Para mí las series juveniles son muy complicadas de tomarlas en serio. Son contadas las producciones que saben hacer algo distinto y retratar de buena forma las complejidades de mentes juveniles y colegios; algo que obviamente Élite jamás logró.

De eso estuve hablando recientemente con Belya Ortega, una buena amiga y cuya personalidad siempre me ha maravillado. Ella me estuvo comentando que al inicio sí tenía buena pinta la serie, al menos desde punto de vista de entretenimiento; pero ya en su recta final se siente que no saben ni cómo concluirla.

Sí, porque aunque ya casi nadie se acuerde de la misma, Élite todavía le falta una temporada más para terminar. Lo cómico es que ni Belya que era fan en sus inicios, le interesa demasiado ver cómo cierra todo.

La historia es de enredos amorosos, sobre todo con alto contenido sexual; en que jovencitos privilegiados y otros no tanto van a convivir en una escuela de cierta “high class”.

Todo lo malo con Élite

Así vamos a ir viendo a un abanico de personajes que muchos rayan en los clichés de los guapos y guapas, populares y no populares; cobijado en ciertos momentos de un toque de crítica social.

Y es que para que una serie como Élite se eleve a algo más, debe ser más parecido a Euphoria, pero obviamente que jamás le llegará ni a los pies.

Euphoria o la propia Skins en su momento; supieron cómo meter agobios juveniles, con consumo de drogas y sexualidad irresponsable, sin caer en el morbo únicamente, sino dar un contexto que engloba una emotividad más genuina.

Élite es, entonces, un cascarón de ideas que quizás lograron desarrollar con cierto respeto en su momento, pero que luego se esfumó por ir al entretenimiento más fácil y para acaparar masas. El punto es que esas masas bajaron y ahora tienen un cierre donde se irán sin pena ni gloria.